Stress and cognition: psychometric properties of the Perceived Stress Scale and associations with cognitive functioning, prefrontal symptoms, and cognitive complaints

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Original

Estrés y cognición: propiedades psicométricas de la Escala de Estrés Percibido y asociaciones con el funcionamiento cognitivo, síntomas prefrontales y quejas cognitivas

Vicente Cancino(a, Oscar Terán-Mendoza(a, b

a) Universidad de La Frontera. Temuco, Chile
b) Universidad Centroccidental “Lisandro Alvarado”. Barquisimeto, Venezuela

INFORMACIÓN DEL ARTÍCULO


Recibido el 20 de febrero de 2023
Aceptado el 6 de julio de 2023
Publicado el 24 de julio de 2023

 

RESUMEN


Introducción. La escala de estrés percibido de Cohen (EEP) es el instrumento más utilizado a nivel mundial para medir estrés percibido, sin embargo, no existen análisis psicométricos en población general venezolana. Además, la teoría sugiere que el estrés podría tener efectos en el funcionamiento cognitivo a través de la sintomatología prefrontal y las quejas cognitivas. Objetivos. Analizar las propiedades psicométricas de la EEP y determinar la relación del estrés percibido y el funcionamiento cognitivo mediante los síntomas prefrontales y las quejas cognitivas. Sujetos y métodos. Se aplicaron las pruebas EEP, ISP-18, MFE-30 y MoCA a una muestra de 223 participantes (Medad = 33, D.E. = 12.82; 64% mujeres). Se ejecutaron análisis factoriales confirmatorios para determinar el ajuste de las versiones de la EEP y modelos de ecuaciones estructurales para analizar las relaciones entre variables. Resultados. La estructura de la EEP con mejor ajuste se compone de diez ítems y dos factores denominados incontrolabilidad percibida y eficacia percibida. Asimismo, el modelo estructural obtuvo un excelente ajuste a los datos y pone de manifiesto que el efecto del estrés sobre el funcionamiento cognitivo ocurre a través de los síntomas prefrontales y las quejas cognitivas (ß = -.303; EE = .123; p = .013). Discusión. La EEP-10 es una herramienta breve, valida y confiable para ser utilizada en contexto venezolano. Los efectos del estrés percibido sobre el funcionamiento cognitivo ocurren a través de una mediación serial que involucra la percepción de los individuos respecto a su funcionamiento ejecutivo y fallos cognitivos cotidianos.

 

PALABRAS CLAVE


Análisis psicométrico
Estrés percibido
Funcionamiento cognitivo
Quejas cognitivas
Sintomatología prefrontal

Stress and cognition: psychometric properties of the Perceived Stress Scale and associations with cognitive functioning, prefrontal symptoms, and cognitive complaints

ABSTRACT


Introduction. The Cohen’s Perceived Stress Scale (PSS) is the most widely used instrument worldwide to measure perceived stress; however, there are no psychometric analyses in the Venezuelan general population. Moreover, theory suggests that stress could have effects on cognitive functioning through prefrontal symptomatology and cognitive complaints. Aims. To analyze the psychometric properties of the EEP and to determine the relationship of perceived stress and cognitive functioning through prefrontal symptoms and cognitive complaints. Subjects and methods. The EEP, ISP-18, MFE-30, and MoCA tests were administered to a sample of 223 participants (Mage = 33, SD = 12.82; 64% female). Confirmatory factor analyses were run to determine the fit of the EEP versions, and structural equation models were performed to analyze the relationships between variables. Results. The structure of the EEP with the best fit was composed of ten items and two factors called perceived uncontrollability and perceived efficacy. Also, the structural model obtained an excellent fit to the data and highlights that the effect of stress on cognitive functioning occurs through prefrontal symptoms and cognitive complaints (ß = -.303; EE = .123; p = .013). Discussion. The EEP-10 is a brief, valid and reliable tool to be used in a Venezuelan context. The effects of perceived stress on cognitive functioning occur through a serial mediation involving individuals’ perception of their executive functioning and everyday cognitive failures.

 

KEYWORDS


Psychometric analysis
Perceived stress
Cognitive functioning
Cognitive complaints
Prefrontal symptoms
 

Introducción


El estrés se define como un estado de desequilibrio homeostático que surge en respuesta a estresores, estos son estímulos o amenazas -internos o externos-, que pueden ser reales, percibidos o anticipados; frente a ellos, el organismo pone en marcha mecanismos fisiológicos de respuesta para autorregularse y adaptarse según las demandas del entorno (Agorastos & Chrousos, 2022; Cohen et al., 2007). En este sentido, el estrés ha sido un fenómeno de interés dentro de las ciencias de la salud al ser identificado como una variable relevante en la etiología de diversas enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y las cardiopatías (Grau-Del Valle et al., 2022; Ren et al., 2023; Sharifi-rad et al., 2020). Asimismo, se ha propuesto como un factor de riesgo para la patogénesis del deterioro cognitivo y las demencias, en especial, por los efectos neurofisiológicos que conlleva la segregación persistente de cortisol (Cherbuin et al., 2019; Franks et al., 2022; Ouanes & Popp, 2019).

La literatura previa sugiere que el estrés psicológico podría deteriorar el funcionamiento cognitivo (Bedoya-Cardona & Vásquez-Caballero, 2019; Christensen et al., 2023; Khalili-Mahani et al., 2010; Law & Clow, 2020), entendiendo este último como la capacidad de utilizar y procesar información en distintas tareas a través de diferentes procesos cognitivos cuya base se encuentra en los sustratos cerebrales (Paprocki & Lenskiy, 2017; Veses et al., 2015). Específicamente, se conoce que la exposición continua al estrés de alta intensidad tiene repercusiones en la formación de recuerdos, recuperación de información implícita y el razonamiento complejo o flexible (Calvo & Gutiérrez-García, 2016); además, se asocia con una memoria de trabajo disminuida en tareas basadas en estimulación visoespacial (p. ej. formas y colores) o fonológica (p. ej. palabras o letras) (Goodman et al., 2019) y tiene repercusiones en subprocesos atencionales como la atención sostenida y dividida (Liu et al., 2020; Qi et al., 2018).

De igual forma, se ha puesto en evidencia el efecto del estrés psicológico sobre aspectos subjetivos de la cognición, como por ejemplo, las quejas cognitivas, entendiendo estas últimas como las preocupaciones sobre el rendimiento en distintos dominios cognitivos -especialmente la memoria- que son visibles en la vida cotidiana, pudiendo o no estar relacionadas con un mal rendimiento en pruebas objetivas (p.ej. no poder recordar una palabra en específico) (Boa Sorte Silva et al., 2018; Raimo et al., 2021). Estas relaciones han sido reportadas tanto en población general sin diagnósticos neurológicos o psiquiátricos (Lozoya-Delgado et al., 2012; Gutiérrez & Negrín, 2022; Molina-Rodríguez et al., 2016; Pellicer-Porcar et al., 2014) como en personas con adicción a sustancias (Terán-Mendoza et al., 2016); la explicación a la base de esta relación, sugiere que a mayores niveles de estrés psicológico se produce una merma en los recursos cognitivos junto con la infravaloración de las capacidades individuales desencadenándose la expresión de las quejas (Félix et al., 2018; Pellicer-Porcar et al., 2014).

En esta línea, un mecanismo más complejo incorpora el rol mediador de la sintomatología prefrontal, conceptualizada como una serie de manifestaciones a nivel cognitivo y conductual generadas por alteraciones en las funciones ejecutivas que pueden evidenciarse en las actividades cotidianas (p. ej. imposibilidad de realizar dos tareas al mismo tiempo) (Mendoza et al., 2016). La evidencia previa demuestra que mayores niveles de estrés psicológico se asocian con una mayor cantidad de síntomas prefrontales, que corresponden a dificultades en el control atencional y ejecutivo (Ruiz-Sánchez de León et al., 2014), junto con, falta de control emocional y social (Ruiz-Sánchez de León et al., 2012). En consecuencia, cuando la persona identifica estas alteraciones, eventualmente se pueden manifestar quejas cognitivas, esto se debe a que los fallos cognitivos se relacionan con tareas complejas que involucran la memoria de trabajo, organización y planificación frecuentemente afectadas por la disfunción ejecutiva (Molina-Rodríguez et al., 2016; López-Guerra et al., 2022).

Con respecto a la relación entre quejas subjetivas y rendimiento cognitivo objetivo, la evidencia es contradictoria, ya que, si bien las quejas podrían originarse por un déficit en distintos dominios cognitivos, no necesariamente corresponden a un deterioro clínicamente significativo (Mias & Causse, 2021; Silva et al., 2014), sin embargo, en otros estudios se sugiere que las quejas pueden predisponer a un mal funcionamiento cognitivo y aumentar el riesgo de desarrollar demencia (Dufouil et al., 2005; Numbers et al., 2021). Lo anterior se debe a que una peor percepción de las capacidades cognitivas resultaría en un desempeño disminuido en las tareas que evalúan procesos cognitivos (Righi et al., 2009). Por ende, un mecanismo plausible de hipotetizar es que la relación entre el estrés percibido y funcionamiento cognitivo ocurra de manera indirecta a través de una mediación serial que incluye los síntomas prefrontales y las quejas cognitivas.

Asimismo, en el estudio de la cognición se ha evidenciado la influencia de variables sociodemográficas en las puntuaciones de las pruebas cognitivas, por ende, es necesario controlar su efecto, especialmente en modelos multivariantes (Hair et al., 2019). Por ejemplo, se ha identificado que el puntaje total del Montreal Cognitive Assessment (MoCA) es diferentes para hombres y mujeres (Endegal et al., 2021; Freitas et al., 2012). Asimismo, se ha propuesto que el nivel educativo incide en el desempeño de las personas en este tipo de pruebas, específicamente, a medida que aumenta el nivel de escolaridad de las personas, también se obtienen mayores puntajes en las pruebas de cribado (Bruijnen et al., 2020; Cervigni et al., 2022; Gaete et al., 2022).

Un aspecto relevante en este estudio es la medición del estrés, tradicionalmente se ha realizado desde tres perspectivas: la primera centrada en identificar eventos estresantes, principalmente aquellos de carácter crónico, la segunda desde un enfoque biológico orientada a identificar la respuesta fisiológica en presencia de estresores y la tercera, utilizada en esta investigación se orienta a comprender la percepción subjetiva del estrés como una respuesta emocional (Kopp et al., 2010). Al respecto, el instrumento de mayor difusión a nivel mundial por su brevedad y facilidad de uso es la escala de estrés percibido de Cohen (EEP) (Lee, 2012); la versión original tiene 14 preguntas (Cohen, 1983), fue traducida al español por Remor y Carrobles (2001) y posteriormente además se han desarrollado versiones breves con 10 y 4 ítems (Trujillo & González-Cabrera, 2007). Un punto destacable es la dimensionalidad de la escala ya que algunos estudios reportan una estructura bidimensional que hace referencia a las dimensiones de eficacia percibida (también denominada “control”) e incontrolabilidad percibida (también denominada “no control”) (Pedrero-Pérez y Olivar, 2010; Taylor, 2015). En contraparte, se ha argumentado que la presencia de dos factores se sustenta exclusivamente en el fraseo positivo o negativo de los ítems, por lo tanto, el instrumento tendría una estructura unidimensional (Pedrero-Pérez et al., 2015).

Las propiedades psicométricas de esta escala han sido evaluadas en distintos segmentos poblacionales y países de Latinoamérica, por ejemplo, en estudiantes universitarios de México (Gonzáles & Landero, 2007), Ecuador (Ruisoto et al., 2020) y Cuba (Puentes Martínez et al., 2019); en adultos de Colombia en contexto de pandemia por COVID-19 (Campo-Arias et al., 2020) y en policías y bomberos venezolanos, siendo el único análisis psicométrico en este país, los resultados determinaron una estructura compuesta por 13 ítems al eliminar la pregunta 12 del cuestionario original (Benítez et al., 2013). Estos estudios han informado excelentes propiedades psicométricas de la escala, sin embargo, en el caso de Venezuela, la muestra utilizada tuvo características específicas que no necesariamente representan a la población general.

Considerando las limitaciones de estudios previos, es imprescindible contar con instrumentos de evaluación adaptados a la población general que puedan ser incluidos en el contexto de la evaluación cognitiva, además, teniendo en cuenta las implicancias que tiene el estrés percibido en el marco de la prevención del deterioro cognitivo, resulta necesario estimar modelos multivariantes que permitan determinar la direccionalidad entre los constructos reportados como predictores relevantes.

Por ende, la presente investigación tuvo como objetivos: analizar las propiedades psicométricas de la EEP en el contexto venezolano y determinar la relación entre estrés percibido y funcionamiento cognitivo de manera directa, e indirecta a través de la sintomatología prefrontal y las quejas cognitivas; en consecuencia, para el segundo objetivo se plantearon las siguientes hipótesis: el estrés psicológico tendrá un efecto directo sobre el funcionamiento cognitivo (H1) y los síntomas prefrontales (H2), asimismo, los síntomas prefrontales tendrán un efecto directo sobre las quejas cognitivas (H3) y estas a su vez tendrán un efecto directo sobre el funcionamiento cognitivo (H4) ; Finalmente, se espera que el estrés psicológico tenga un efecto indirecto sobre el funcionamiento cognitivo a través de la sintomatología prefrontal y las quejas cognitivas (H5) (Figura 1).

*FIGURA 1 *

Sujetos y métodos


Este protocolo de investigación fue aprobado por el Comité de Trabajo de Grado de la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado. La aplicación de los instrumentos se llevó a cabo por profesionales de la psicología y estudiantes del último año de la carrera debidamente capacitados quienes garantizaron durante el proceso los principios de rigor científico expuestos en la declaración de Helsinki. A través de un muestreo no probabilístico por conveniencia se reclutaron 223 participantes con edades entre los 18 y 60 años sin diagnóstico previo de enfermedades psiquiátricas o neurológicas (Tabla 1). Luego de firmar el consentimiento informado, completaron un cuestionario sociodemográfico ad hoc, los instrumentos de autoinforme y finalmente fueron se aplicó la prueba de cribado cognitivo.

*TABLA 1*

Instrumentos

Escala de estrés percibido (EEP) (Benítez et al., 2013). Es un instrumento de autorreporte que mide el nivel de estrés percibido ante diversas situaciones que se pudo haber experimentado durante el último mes.  La versión adaptada al contexto venezolano consta de 13 ítems, descartando el ítem 12 del instrumento original (Remor & Carrobles, 2001); las preguntas se agrupan en dos dimensiones, posee una escala de respuesta en formato de categorías ordenadas con cinco opciones que van desde 0 (“nunca”) hasta 4 (“siempre”). El alfa de Cronbach en el presente estudio fue de .85 para la escala total.

Inventario de síntomas prefrontales abreviado (ISP-18) (Terán-Mendoza et al., 2022). Es un instrumento de autorreporte desarrollado para medir sintomatología disejecutiva, descontrol emocional e inhibición social, la versión adaptada al contexto venezolano se compone de 18 preguntas tras eliminar los ítems 4 y 11 de la versión española original (Pedrero-pérez et al., 2015). Se responde en una escala de categorías ordenadas que va desde 0 (“nunca o casi nunca”) hasta 4 (“siempre o casi siempre”).  Se obtuvo un coeficiente alfa de Cronbach de .88.

Cuestionario de quejas subjetivas de memoria (MFE-30) (Lozoya-Delgado et al., 2012; Terán-Mendoza et al., 2020). Es una escala de autorreporte que explora las quejas cognitivas de los individuos en su vida cotidiana a través de 30 afirmaciones relacionadas con la percepción de un mal funcionamiento de los procesos cognitivos en distintas actividades diarias. Se responde a través de un formato de categorías ordenadas que va desde 0 (“nunca o casi nunca”) hasta 4 (“siempre o casi siempre”). La confiabilidad de la escala estimada a través del alfa de Cronbach fue de .92.

Prueba cognitiva de Montreal. Montreal Cognitive Assesment (MoCA) (Nasreddine et al., 2005). Es un instrumento de cribado compuesto por 13 ítems, que evalúa seis dominios cognitivos a través de ocho apartados, en este estudio se consideraron los componentes de atención, memoria, lenguaje y capacidad visoespacial que corresponden directamente al funcionamiento cognitivo. Respecto a sus propiedades psicométricas, se obtuvo una consistencia de .71 estimada a través del Alfa de Cronbach.

Análisis de datos

Se llevaron a cabo análisis preliminares para determinar la ausencia de datos atípicos o faltantes y el cumplimiento de la normalidad multivariada. Para obtener evidencia de validez estructural, se realizaron análisis factoriales confirmatorios (AFC) con base en las estructuras teóricas propuestas en la literatura de 13, 10 y 4 ítems respectivamente (Benítez et al., 2013; Pedrero-Pérez et al., 2015) utilizando el estimador de Máxima Verosimilitud (Maximum Likelihood, ML); asimismo, se estimó la confiabilidad de la escala, en específico, su consistencia interna mediante los coeficientes alfa de Cronbach (a) y omega de McDonald (?).

A continuación, se ejecutó un modelo de ecuaciones estructurales para el cual se incluyeron como variables latentes: (i) el estrés percibido modelado a partir de la estructura factorial con mejor ajuste, (ii) la sintomatología prefrontal a partir del promedio de los indicadores que componen cada una de las tres dimensiones, (iii) las quejas subjetivas de memoria modeladas mediante tres parcelas equilibradas conformadas por 10 ítems cada una y (iv) el funcionamiento cognitivo compuesto por las habilidades visoespaciales, atención, memoria y lenguaje de la prueba de cribado.

El ajuste de los modelos de medida y estructural se estimó a través de indicadores de ajuste convencionales como el Chi-Cuadrado (?2), Índice de Ajuste Comparativo (Comparative Fit Index, CFI), Índice de Tucker Lewis (Tucker–Lewis Index, TLI), Error de Aproximación Cuadrático Medio (Root Mean Square Error of Approximation, RMSEA) y el Residuo Medio Cuadrático Estandarizado (Standardized Root Mean Squared Residual, SRMR). Para considerar un buen ajuste de los modelos, se utilizaron como referencia valores de ?2 no significativo, CFI y TLI = .90, junto a RMSEA y SRMR < .08 (Hu & Bentler, 1999). En particular para el AFC, además de un buen ajuste a los datos se tuvo como criterio que las cargas factoriales (?) estuvieran por encima de .40 (Hair et al., 2014).Tanto los análisis descriptivos como las estimaciones de confiabilidad se realizaron en el programa estadístico JASP v.0.16.2, mientras que, los modelos con ecuaciones estructurales fueron ejecutados en STATA v.16.

Resultados


El análisis preliminar no reveló la existencia de datos fuera de rango, atípicos o faltantes; asimismo, se evaluó la normalidad multivariada mediante las pruebas de asimetría y curtosis de Mardia los cuales demostraron que no se cumplía con este supuesto (p < .001), por ende, los análisis se ejecutaron utilizando el estimador ML junto con la corrección de Satorra-Bentler.

Los indicadores de bondad de ajuste para los AFC de la EEP se presentan en la Tabla 2. Como se observa, el único modelo que obtuvo un ajuste adecuado a los datos fue M4 (Figura 2), conformado por 10 ítems cuyas cargas factoriales se encuentran por encima del criterio establecido (?= .536 - .778), agrupados en dos factores correlacionados (r = .691) que la literatura previa denomina eficacia percibida e incontrolabilidad percibida.

*FIGURA 2 y TABLA 2 *

Los índices de consistencia interna estimados pueden considerarse adecuados (a, ? > .80); estos se muestran junto a sus intervalos de confianza y las puntuaciones promedio para hombres, mujeres y la muestra general en la Tabla 3.

*TABLA 3 *

En cuanto al análisis de relaciones estructurales, en un primer paso se probó únicamente el efecto directo del estrés percibido sobre el funcionamiento cognitivo, el cual resultó ser negativo y marginalmente significativo (ß = -.224, EE = .117, p = .055); posteriormente, al incluir la sintomatología frontal y las quejas cognitivas como variables mediadoras y el sexo y nivel educativo como variables de control (Figura 3), se obtuvo un buen ajuste a los datos [SB ?² (69) =  131.339; p < .001; CFI = .936; TLI = .917; RMSEA = .064; SRMR = .061], explicando el 16,4% de la varianza del funcionamiento cognitivo (R2 = .164).

En este modelo, se anula el efecto directo de estrés sobre funcionamiento cognitivo (ß = -.100; EE = .167; p = .550), sin embargo, se observaron efectos directos y estadísticamente significativos de estrés percibido sobre síntomas prefrontales (ß = .855; EE = .050; p <.001), síntomas prefrontales sobre quejas cognitivas (ß = .881; EE = .031; p < .001) y quejas cognitivas sobre funcionamiento cognitivo (ß = -.402; EE = .159; p = .011), asimismo, se evidenció un efecto de mediación serial, el cual fue negativo y estadísticamente significativo (ß = -.303; EE = .123; p = .013). Por lo tanto, se obtuvo respaldo las hipótesis planteadas a excepción de H1, esto implica un mecanismo de mediación total.

*FIGURA 3 *

Discusión


Este estudio tuvo como objetivo analizar las propiedades psicométricas de las tres versiones de la EEP y probar la relación del estrés percibido con el funcionamiento cognitivo a través de los síntomas prefrontales y las quejas cognitivas en población venezolana. Respecto al primer objetivo, se obtuvo una estructura consistente con estudios previos compuesta por diez ítems y dos factores correlacionados cuyos indicadores de bondad de ajuste son considerablemente mejores que los de la versión original (Campo-Arias et al., 2014; Lesage et al., 2012; Mondo et al., 2021; Pedrero-Pérez et al., 2015; Ruisoto et al., 2020).

En cuanto a la interpretación de obtener una estructura de dos factores, hay quienes adhieren a que la distribución de los ítems corresponde únicamente a su fraseo, argumentando que la escala es esencialmente unidimensional (Pedrero-Pérez et al., 2015), sin embargo, el comportamiento de los indicadores obtenidos sugiere lo contrario, ya que, los ítems fueron recodificados antes de ingresarse al AFC y aun así, los modelos unidimensionales obtuvieron indicadores de ajuste insatisfactorios para todas las versiones. En este sentido, si bien la escala es habitualmente utilizada e interpretada como un puntaje global, a partir de estos resultados es recomendable utilizar las dimensiones por separado, la primera denominada “incontrolabilidad percibida” y la segunda “eficacia percibida” (Taylor, 2015).

La evidencia obtenida determinó la relación secuencial entre estrés percibido, síntomas prefrontales y quejas cognitivas. El fundamento conceptual de estos hallazgos, es que el aumento en la percepción de estrés se acompaña de una sensación de insuficiencia de los recursos personales, dando lugar a los síntomas prefrontales en la vida cotidiana -en especial aquellos relacionados con el control ejecutivo- los que eventualmente pueden predecir las quejas cognitivas (López-Guerra et al., 2022; Molina-Rodríguez et al., 2016; Ruiz-Sánchez de León et al., 2014). Los resultados mostraron un efecto serial que además de confirmar este marco conceptual, permite extender su capacidad explicativa al incluir el funcionamiento cognitivo como desenlace principal.

Respecto a ello, si bien la mayoría de los estudios en adultez joven e intermedia analizan las quejas como un reflejo del mal funcionamiento cognitivo (Mias & Causse, 2021), las hipótesis propuestas se basaron en que las quejas cognitivas suelen ser una manifestación de estados emocionales displacenteros (Molina-Rodríguez et al., 2016; Pellicer-Porcar et al., 2014); desde esta perspectiva, y tal como lo indican los resultados, las quejas pueden tener repercusiones en el funcionamiento cognitivo, ya que, cuando las personas perciben errores o fallos en el desempeño de sus actividades cotidianas, tienden a activar una serie de estrategias compensatorias que generan un mayor uso de recursos cognitivos pudiendo desencadenar un rendimiento disminuido en tareas cognitivas, y si bien en muchos casos no termina siendo clínicamente significativo, tampoco puede considerarse óptimo (Righi et al., 2009).

Esto respalda propuestas previas que sugieren prestar atención no solo al rendimiento cognitivo en pruebas objetivas, sino también a otros aspectos relacionados con variables psicológicas como la respuesta emocional y la vivencia del funcionamiento cognitivo en la vida cotidiana, los cuales son de utilidad para comprender el desarrollo del deterioro cognitivo y su trayectoria (Antikainen et al., 2004; Montejo et al., 2019).

Además, los resultados obtenidos son significativos controlando por variables que habitualmente están relacionadas al funcionamiento cognitivo como el sexo y nivel educativo, lo que, orientado a su aplicabilidad clínica es relevante porque a diferencia de las variables sociodemográficas, la percepción de estrés es un elemento modificable, por ende, desde un enfoque de prevención e intervención es posible favorecer un buen funcionamiento cognitivo a través del entrenamiento en estrategias que promuevan el cambio conductual en el afrontamiento al estrés (Ahuanca, 2017; Molina-Jiménez et al., 2008).

Las principales fortalezas de este estudio son la operacionalización de variables cognitivas a través de medidas objetivas y subjetivas y el uso de técnicas robustas multivariadas para la prueba de hipótesis, lo que permitió obtener un modelo integrado y preciso de las relaciones propuestas. Sin embargo, tiene las limitaciones propias de un diseño transversal con un muestreo por conveniencia, por lo que no es posible establecer causalidad y la interpretación de los resultados debe considerar las características de la muestra.

Dado que el modelo cuenta con solidez teórica y empírica, futuros estudios con un mayor tamaño muestral podrían determinar su invarianza a partir de características sociodemográficas. Asimismo, considerando que los efectos presentados son de carácter estadístico al no cumplir el criterio de temporalidad, futuras líneas de investigación podrían desarrollar diseños longitudinales que eventualmente permitan establecer causalidad.

En conclusión, la EEP-10 es una medida válida y confiable para la medición del estrés percibido en población general venezolana. Asimismo, se evidenció que los efectos del estrés percibido sobre el funcionamiento cognitivo ocurren a través de los síntomas prefrontales y las quejas cognitivas. Estos hallazgos pueden ser especialmente útiles durante el proceso de evaluación primaria en aquellos casos en los que el motivo de consulta sea un mal funcionamiento cognitivo a raíz de fallos en la vida cotidiana.

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